El selecto club del rock, el mundo de la pose pseudo salvaje- aviva giles donde solo se admite como válida la vanguardia propia , donde la rebeldía tiene reglas, aburre cada día un poco más. Al igual que el viejo tango porteño, el rock siente nostalgia de un pasado que siempre es mejor. Como todo lo viejo, se vuelve conservador. Y es que no puede hacer otra cosa, para no desaparecer más que responder al instinto de supervivencia más básico. Y el mundo continúa su marcha y hay gente que no quiere que las cosas cambien. Y los bancos se llenan de billetes. Y te calzas tu mejor traje y salís a trabajar sin preguntarte por que, para qué y para quienes. Y el rock siempre se rebeló, pero ya no mas, lamentablemente. Y de verdad que lo lamento, que se me entienda. No hay un solo filo irónico en esto. ¿Que el rock iba a cambiar el mundo? Seguramente no. Aunque hubiera ido muy bien como banda sonora.
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